Fue en ese período en que la congregación recibió- en 1919- a Sor Teresa de Los Andes, quien alcanza a estar como novicia durante apenas 11 meses, falleciendo en mayo de 1920. Entre ese mismo año y hasta 1925, se construye e inaugura el nuevo convento, edificio que se une al santuario, patios interiores y huerto; fue diseñado por un arquitecto carmelista, que pensó en un claustro de planta cuadrada, con corredores alrededor, en el que las hermanas pudieran realizar sus oficios.

Pasillos del segundo piso del Monasterio de las Carmelitas Descalzas. Se pueden ver las entradas a las habitaciones, cada una con un crucifijo en la parte superior.

Finalmente, la última obra arquitectónica en ser erigida en el lugar, entre 1937 y 1938, es un templo de estilo neogótico conocido como Capilla Santa Teresa de Los Andes: conectada hacia el interior del monasterio, en ella destaca el coro bajo, ubicado hacia la derecha del altar, lugar en el que las religiosas recibían la eucaristía, oían la misa diaria y eran veladas al morir y en cuyo centro estuvo el sepulcro de Santa Teresa hasta 1987, cuando sus restos fueron trasladados hasta el nuevo santuario, emplazado en Auco, Rinconada de los Andes (1).

Vista interior de la Capilla Santa Teresa de Los Andes.

Dentro del convento, se pueden ver una colección de textos y fotografías de Santa Teresita, así como distintos hitos de la vida diaria de las monjas de claustro: una habitación “tipo”, que solo constaba de una cama, un lavatorio, una cruz y una palmatoria; un ascensor manual para las hermanas ancianas o con dificultad de movimiento; el locutorio o lugar donde las monjas y novicias podían recibir la visita de sus familiares, siempre guardando distancia, evitando el tacto, cubriéndose el rostro y acompañada de otra religiosa. Además, está el torno, una especie de cuarto giratorio que contactaba a las religiosas con el exterior, pero en el que solo podían oir, sin ver a su interlocutor. Cabe destacar que todas las ventanas del convento se dirigen hacia el patio interior de éste. Las monjas solo podían hablar entre si 2 veces al día, ya que la principal misión de las Carmelas en claustro es mantenerse en reflexión y rezar por el mundo.

El Locutorio era el lugar en donde las hermanas podían recibir visitas de familiares en un ambiente recatado.

Ascensor personal utilizado para movilizar a las personas de la tercera edad y que no pudieran utilizar las escaleras en el monasterio.